Hace mucho tiempo que no escribo una entrada actualizando mis memorias. Quizá ya empezó un nuevo año, pero esta entrada la empecé aún en diciembre. Y uno no puede dejar nada inconcluso, por esto le pondré fin oficialmente al viejo año en esta vía. El día de hoy, siendo último día de año al mediodía, como cada año escribo este pequeño balance para reflejar lo que significó este año dos mil catorce que se irá volando, como yo suelo hacerlo.
Verano 2014 Toda la vida un amorío de verano. Aquel muchacho de 22, capricorniano y pendejo en extremo. El día de hoy no nos hablamos, y no puedo tolerar una conversación con él por más de un par de minutos. Mala decisión. Mala experiencia. De la cual sin duda aprendí mucho. Temores que me ayudaron a no volver, ni a caer. Luego de aquel tipo, "conocí" a uno muchísimo mayor. Harta de menores, decidí explorar aquel mundo de los hombres 'maduros' que entraron a base tres, y con destacados dotes intelectuales. Pues saben, al final fue la misma historia. Inmaduros que si no les das lo que te piden, se alejan, desaparecen y hasta te eliminan de las redes sociales. O sea, cero distinción por los años que tienen. Bad idea pequeña Mily. Sigamos creciendo. Julio 2014 Por primera vez me fui de campamento con un grupo de amigos, y de no conocidos. Aunque el soroche fue atroz, me divertí. Me encanta escaparme de Lima, y disfrutar al fin aire puro. Bueno, ahí me conoció un ingeniero. Quizá no era el momento preciso, o no éramos las personas precisas. Pero salimos, y la pasé lindo. Sin embargo, no fluyó. Punto final al microcuento. Un poco después de julio del 2014 El poeta apareció para desaparecer. Él buscaba a la que volaba, y yo vuelo pero él nunca lo descubrió. Nos conocimos y hubo química, no física al primer momento. Quizá al tercer, o al cuarto... Sin embargo, como todos, como uno más se fue a seguir buscando a la que volaba. Asi que el corto cuento terminó cuando al fin sentí cosas lindas. La ilusión que me duró un viernes, y terminó un domingo. Aunque he de confesar que fueron tres semanas aproximadamente muy divertidas. En fin, el fin. Transcurso del año 2014 Dicen que los amores de barra son simples amoríos de una noche. Que sucede una vez, se olvidan y fin. Sin embargo, me sucedieron muchas cosas en el bar. Así es. Dos mil catorce fue el año en que más chelas cruzaron mi camino. Gran parte de mi sueldo iba directamente destinada a los happy hour de viernes, y margaritos de sábados. Salidas, rock and roll y alcohol. Así conocí al publicista, quien narré la historia de a primera vista. Sin embargo a segunda vista puedes ver mejor lo que no ves. Y así vi al diseñador gráfico. El chico sin filtro, algo apático pero en exceso lindo me ha gustado a lo largo del año. Lo he visto menos de diez veces, sin embargo cada encuentro casual en el bar se desencadena en lo más cercano al fuego que puede haber. Y las veces que lo he encontrado en la calle por casualidad, reafirmaba mi buen gusto en algo de ebriedad. Ahora no frecuentamos los mismos lugares. Y aunque sé dónde puedo hallarlo, prefiero no buscar a nadie. Fines del 2014 Justo cuando yo no esperaba nada, me di cuenta que había muchas personas por conocer. Que cada sujeto tiene sus propias intenciones, manías, y forma de ser. No podía cerrarme, ni mucho menos encerrarme. Así que, conocí al músico. Hoy tenemos la primera cita. No sé qué pasará. No sé si fluirá. Solo sé que estas historias no son ya lo primordial en mi vida. Si escribo todas estas historias es para leerlas el 2015 y reír. La vida es así, un constancia vaivén de pequeños cuentos de amor. Pero el amor que siempre me acompañará es el amor a mí misma. Gracias a Dios superé el pasado. Cómo veran, ya ni lo menciono. Desapareció. No estoy enamorada (y no pienso estarlo en lo que pueda evitarlo). Me ilusioné un par de veces. Me fue mal. Me fue bien. Hice mal. Hice bien. Sin embargo, mi esencia en el fondo no cambiará.
