lunes, 4 de noviembre de 2013

En resumen

Ayer, la verdad triunfó. La verdad siempre busca la luz, y casi siempre la encuentra.
Las mentiras piadosas no existen.
Y aunque esta frase suene estúpida, ayer fue la gota que derramó el vaso.
El vaso está vacío ahora, y yo estoy como el vaso.
Día 1:
Pesadillas otra vez. Me duele lo que hizo. Pero yo aprendí. Por perdonar te hacen una y otra vez lo mismo.
No voy a buscarlo. No me merece.
Empezaron los días de sol, y solo me oculto en la sombra.

Día 2:
Nada va bien. Todo el mundo dice que es demasiado fácil. Hasta mamá.  
Aún no entiendo porqué. Pero la estoy haciendo demasiada larga.
Cada vez el ser humano me desilusiona más.
Hoy tuve fuerza de voluntad, y no le escribí. Pero dormí mal, muy mal.

Día 3:
Es más difícil aguantar mis ganas de escribirle.
Pero si yo le importara, me escribiría.
Ya quiero que pase. Necesito concentrarme. Y estar triste me distrae.

Día 4:
Ayer al final se puso genial el día. A veces solo es cuestión de actitud.
Hoy me desperté mejor. Aunque noviembre no es muy primaveral, o quizá se aplica la filosofía Sabinera "No todo el mundo tiene primaveras".
Si te alejaras de ella, si dejaras todo por mí, y si lo dieras todo sería diferente.

Si dejé de escribir con los días, con los días mismos probablemente nos reconciliamos.

Y o sea, todo lo que dije se fue al tacho...